jueves, 24 de marzo de 2011

Historia


Legendarias historias quedaron guardadas en sus muros y paredes que ahora sucumben ante el paso del tiempo; sólo quedan vestigios de lo que hace 131 años fue el hotel campestre “El Riego”.
La historia empezó a escribirse en 1800 cuando Francisco Mont Martínez adquirió el lugar por $9 mil 490; durante 36 años el lugar se involucró en compras, ventas y litigios.
Para el siglo XIX, “El Riego” era una hacienda próspera, con un valor comercial que superaba los 50 mil pesos; alcanzaba 13 mil hectáreas.

De hacienda a moderno hotel
Wenceslao y Enrique Mont Tamborrel formaban parte de una familia de ilustres tehuacaneros que hicieron posible el surgimiento del hotel Campestre “El Riego”.
El libro “El Riego, un lugar para recordar”, escrito por Enrique Mont Marquet, cuarta generación de la familia Mont, describe parte del legado de sus antepasados en Tehuacán.
Narra que fue a finales del siglo XIX cuando inició la remodelación de la vieja hacienda para convertirlo en un moderno y confortable hotel, contaba con una superficie de 20 mil metros cuadrados, ochenta cuartos amplios y ventilados, corredores adoquinados tapizados de cuadros renacentistas, todo ello hizo que el espacio fuera uno de los mas grandes del país.
Fue una novedad en su momento, sus restaurantes ofrecían cocina francesa, española, americana y mexicana de la mas alta calidad, pues su modelo era similar a los grandes balnearios europeos.
Se ofrecía una zona para cacería, contaba con conejeras, polleras, hortalizas y su propia planta generadora de luz.
Boliche, billar, salón de baile, cinematógrafo, golf y tenis formaban parte de las actividades.
Los jueves una banda de música amenizaba la tarde, en tanto los domingos y sábados eran para los bailes, así como de cacería de codornices y palomas, 800 metros adelante del hotel, venados, jabalíes y zorras eran parte de la distracción.
Tranquilidad era lo que buscaban quienes llegan a hospedarse, para ello los domingos había paseos en burro, tamaladas, competencias de costales, carreras y natación, muchos tehuacaneros asistían, eran años de grandeza.
Además de los beneficios económicos, el hotel trajo consigo mayor presencia de los medios de transporte, pues para trasladarse se podía utilizar el ferrocarril o los camiones tipo turismo que en ese entonces salían desde la ciudad de Puebla.
En Tehuacán se implementó el uso del tranvía de mulitas, pues una vez que los pasajeros descendían del ferrocarril no tenían cómo trasladarse al lujoso hotel, por ello recorrían el centro en burros y caballos.

La reconstrucción
El periodo revolucionario afectó la vida del hotel, por ello los integrantes de la familia Mont, sus propietarios, salieron hacía los Estados Unidos, pues la guerrilla incendiaba todo lo que a su paso encontraba, la destrucción fue múltiple.
En 1925 inicia la reconstrucción, que se hizo con un poco mas de sobriedad, pero sus atributos le seguían dando un valor adicional. En ese año el hotel fue arrendado a Guillermo Carrera, quien lo utilizaba para realizar concursos de natación.
Entonces el recinto tenía otra cara para sus visitantes, pues se había convertido en un balneario de la mas alta calidad: el “Tehuacán sporting Club”.
“El Riego” se vendió en 1957 a Gabriel Alarcón Chargoy y siguió funcionando, más tarde sería comprado por David García; no obstante, en la década de los ochenta la venta del inmueble significó su sentencia, y fue en estos tiempos cuando el centenario lugar cerró sus puertas
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